¿Qué es el Síndrome del Intestino Irritable (SII)?
El síndrome del intestino irritable (SII), también conocido como colon irritable o colitis nerviosa, es un trastorno crónico del sistema digestivo que afecta el intestino grueso (colon). Se considera un trastorno funcional, lo que significa que no hay signos visibles de daño o enfermedad en el intestino, pero existe una alteración en su funcionamiento. Actualmente es uno de los mayores problemas de salud digestiva en el mundo debido a su alta prevalencia, según el país y según el método de diagnóstico se situaría en una media del 6% o 12%.
Aunque la causa exacta del SII no se conoce por completo, se cree que está relacionado con una combinación de factores, que pueden incluir:
- Problemas en la comunicación entre el cerebro y el intestino: Se ha observado que las personas con SII pueden presentar una alteración en la forma en que el cerebro y el intestino se comunican. Esto puede llevar a una mayor sensibilidad del intestino a los estímulos normales, como la distensión o los movimientos intestinales.
- Motilidad intestinal alterada: El SII puede estar asociado con cambios en la contracción y el movimiento muscular del intestino. Esto puede resultar en movimientos intestinales acelerados o lentos, lo que a su vez puede causar diarrea o estreñimiento, respectivamente.
- Factores psicológicos y estrés: El estrés y los trastornos emocionales, como la ansiedad y la depresión, pueden desempeñar un papel en el desarrollo y el aumento de los síntomas del SII. Aunque el estrés no causa directamente el SII, puede empeorar los síntomas en personas que ya lo padecen.
Síntomas del Síndrome del Intestino Irritable (SII)
El SII se caracteriza por la presencia de síntomas crónicos recurrentes que pueden variar en intensidad y duración de una persona a otra, como por ejemplo:
- Dolor abdominal: El dolor o malestar abdominal es uno de los síntomas principales del SII. Por lo general, se describe como calambres o una sensación de distensión abdominal. El dolor puede variar en intensidad y ubicación, y a menudo se alivia después de defecar.
- Alteraciones del patrón intestinal: Las personas con SII pueden experimentar cambios en la frecuencia y consistencia de las evacuaciones intestinales. Pueden alternar entre períodos de estreñimiento, donde tienen dificultad para evacuar o tienen heces duras, y períodos de diarrea, donde las deposiciones son líquidas o sueltas.
- Cambios en la apariencia de las heces: Las heces pueden tener una apariencia anormal en personas con SII. Pueden ser muy duras y secas durante los episodios de estreñimiento o acuosas durante los episodios de diarrea. También se pueden observar moco en las heces.
- Sensación de evacuación incompleta: Muchas personas con SII tienen la sensación persistente de que necesitan evacuar más después de haber ido al baño. Esta sensación de evacuación incompleta puede ser frustrante y afectar la calidad de vida.
- Distensión abdominal y flatulencia: Algunas personas con SII pueden experimentar una sensación de hinchazón o distensión abdominal, lo que puede hacer que los pantalones o la ropa ajustada se sientan incómodos. También pueden experimentar exceso de gas y flatulencia.
El SII repercute, debido a su recurrencia y cronicidad, en la calidad de vida de las personas afectadas con molestias que van desde malestar puntual hasta períodos de incapacitación para llevar una vida laboral, social y personal plena.
¿Cómo se diagnostica?
Para el diagnóstico se siguen actualmente los criterios ROMA III.
El paciente ha de cumplir los siguientes criterios, dolor o molestia abdominal recurrente al menos 3 días por mes en los últimos 3 meses asociado a dos o más de los siguientes síntomas:
1. Mejora con la defecación.
2. Comienzo asociado con un cambio en la frecuencia de las deposiciones.
3. Comienzo asociado con un cambio en la consistencia de las deposiciones.
Los síntomas haber comenzado un mínimo de 6 meses antes del diagnóstico.
En el diagnóstico diferencial se han de descartar patologías que cursan con síntomas parecidos.
Se valorará la presencia de los síntomas típicos como dolor abdominal y alteraciones en el hábito defecatorio, la normalidad de la exploración física hecha por el médico y los resultados normales de diferentes pruebas que en función del criterio de los especialistas, como por ejemplo:
• Análisis de sangre y de heces.
• Radiografías.
• Colonoscopias y endoscopias (con y sin biopsia).
• Pruebas de tránsito intestinal con bario.
• Pruebas de intolerancia a alimentos como el gluten y los lácteos.
• Toda prueba que el especialista considera oportuna según el historial y edad del paciente.
El Síndrome de Intestino Irritable (SII) afecta en países occidentales a un porcentaje medio del 11,2 por ciento, su prevalencia es superior en mujeres (1.67) en el conjunto global.
¿Cómo se trata?
El tratamiento del SII se enfoca en aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. Puede incluir cambios en la alimentación, como evitar alimentos que desencadenen los síntomas, aumentar la ingesta de fibra, seguir una dieta baja en FODMAPs (carbohidratos fermentables), medicamentos para aliviar los síntomas específicos (como antiespasmódicos o laxantes), terapia cognitivo-conductual para el manejo del estrés y otros enfoques de manejo del estilo de vida.
El Síndrome de Intestino Irritable es una patología crónica, de manera que el médico propone a la persona afectada una batería de medidas para aliviar los síntomas y normalizar la calidad de vida.
¿Qué es la dieta FODMAP’s
La dieta baja en FODMAPs (fermentable oligosaccharides, disaccharides, monosaccharides, and polyols) es un enfoque dietético que se utiliza para el manejo de los síntomas del síndrome del intestino irritable (SII) y otros trastornos gastrointestinales funcionales.
FODMAPs es un término que se refiere a ciertos tipos de carbohidratos fermentables que pueden ser mal absorbidos por algunas personas, lo que lleva a síntomas como hinchazón, distensión abdominal, diarrea y/o estreñimiento.
La dieta baja en FODMAPs implica la restricción de alimentos que contienen estos carbohidratos fermentables.
Algunos ejemplos de alimentos ricos en FODMAPs incluye:
- Ciertos tipos de fructanos (presentes en el trigo, cebolla y ajo).
- Lactosa (azúcar presente en los productos lácteos).
- Fructosa (azúcar presente en algunas frutas).
- Polioles (edulcorantes artificiales como el sorbitol y el xilitol, y algunos alimentos como las manzanas y las peras).
El objetivo de la dieta baja en FODMAPs es reducir la carga de estos carbohidratos fermentables en el intestino, lo que puede ayudar a aliviar los síntomas en personas sensibles a ellos. Sin embargo, es importante destacar que la dieta baja en FODMAPs no es una solución permanente y no está diseñada para ser seguida a largo plazo. Se utiliza principalmente como una herramienta de diagnóstico y tratamiento a corto plazo.
La implementación de la dieta baja en FODMAPs debe realizarse bajo la supervisión de un dietista o nutricionista especializado en el área, ya que es importante asegurarse de que se obtengan los nutrientes adecuados durante el período de restricción. Además, la reintroducción gradual de los alimentos restringidos es esencial para determinar qué FODMAPs específicos pueden estar desencadenando los síntomas en cada individuo.
Pautas generalistas para convivir con el SII
- Consulta a un especialista digestivo para obtener tu diagnóstico y tratamiento, a un especialista en nutrición para establecer una dieta y a un especialista en salud mental si tienes problemas de ansiedad, depresión, agorafobia o cualquier malestar psicológico.
- Consulta tu médico frente a nuevos síntomas o molestias duraderas.
- Márcate unas horas y pautas para las comidas, descanso y hábito defecatorio.
- Practica ejercicio físico con regularidad y siempre en la medida de tus posibilidades.
- Lleva un diario de alimentos, ejercicios, medicación y estado de salud general que te pueda ayudar a relacionar si de forma repetida y sistemática se asocian a tus síntomas.
- Evita alimentos irritantes, picantes, comidas muy especiadas y sazonadas así como muy grasientas y fritos, café, bebidas con gas y alcohol. Incorpora frutas, verduras y hortalizas a tu dieta de forma paulatina observando su efecto. Evita alimentos flatulentos.
- Beber agua para mantenerse bien hidratado (1,5-2 litros diarios).
- Fraccionar la alimentación Evitar las comidas copiosas.
- Analiza las circunstancias que te crean ansiedad o estrés y busca asesoramiento profesional al respecto.
- Busca personas afines, socializa, tómate un tiempo para tus cosas personales.
- Comenta con tu entorno más inmediato que te pasa y cómo te afecta.
Diferencias entre SII y SIBO
El síndrome del intestino irritable (SII) y el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés) son dos condiciones relacionadas con el sistema digestivo, pero son diferentes en términos de su causa y presentación clínica.
El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) ocurre cuando hay un aumento anormal de bacterias en el intestino delgado. Normalmente, el intestino delgado contiene una cantidad limitada de bacterias en comparación con el intestino grueso. Sin embargo, en el SIBO, las bacterias se multiplican en exceso en el intestino delgado y pueden interferir con la digestión y absorción adecuada de los alimentos. Esto puede provocar síntomas como distensión abdominal, flatulencia, diarrea y malabsorción de nutrientes.
Es importante destacar que el SIBO puede estar asociado con el SII y puede ser una de las causas subyacentes de los síntomas en algunas personas. Sin embargo, no todas las personas con SII tienen SIBO, y no todas las personas con SIBO tienen SII. Es necesario realizar pruebas específicas, como el cultivo bacteriano o la prueba de hidrógeno en el aliento, para diagnosticar el SIBO.
El tratamiento del SII se centra en aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida a través de cambios en la dieta, manejo del estrés, medicamentos y terapias complementarias. El tratamiento del SIBO implica el uso de antibióticos específicos para reducir la carga bacteriana en el intestino delgado, junto con cambios en la dieta para prevenir la recurrencia.